jueves, 5 de agosto de 2010

POLITICA DE EMPLEO

Escribe Alberto Vargas Peña

Parece que el gobierno, un poco tarde, ha decidido estudiar una política de empleo, que rompa la linea de desocupación existente. Un poco tarde, pero nunca es tarde si la noticia es buena.
Icurre, sin embargo, que lo anunciciado no cubre los requisitos esenciales para que una política de empleo funcione adecuadamente. Se habla de formar una Comisión entre el gobierno y los empresarios, para instarlos a proporcionar empleo sustentable, sin hablar, por ejemplo, de las necesidades que hay que cubrir para que eso sea posible, es decir, que pase desde la mera expresión de deseos a la realidad tangible. No basta con desear, hay que actuar.

El gobierno es un especialista es formular deseos, en discursos ampulosos, pero no tiene idea de que hay que hacer para que eso se convierta en acción real. Cree que aplicando políticas intervencionistas logrará hacer que la empresas contrane más gente de la que necesitan básicamente. Si la economía y el comercio no se desarrollan, el empleo tampoco.

Con este panorama, que no se ha anunciado su cambio, es muy dificl que el empleo crezca, por lo menos en el sector manufacturero. Una resdpuesta al problema sería encarar una política impositiva adecuada, pero eso no se estudia, al contrario. El gobierno parece creer que aumentando los impuestos logrará hacerºcrecer el empleo, cuando la experiencia mundial demuestra exactamente lo contrario.

El impuesto es un factor negativo en el desarrollo de las empresas y se lo maneja como un costo. Cuanto más alto sea, la empresa deja de tener competitivoidadinterna y externa y, por consiguiente, invierte menos. La baja inversión plantea la disminución del plantel de recursos humanos y, por consiguiente, el bajo nivel del empleo. Hoy mismo, en España y Alemania se puede estudiar el efecto de los impuestos en la política de empleos. En Alemania, impuestos bajos han proporcionado una solución al probleme del desempleo y, según anuncia la prensa, hahabido una disminución del 7% al 3%, lo que es un éxito. En España se estudian solucionesque buscan bajar los costos empresariales para dar margen al empleo.

Si no se bajan los costos, y se disminuyen los impuestos, las emkpresas no otorgarán nuevpos empleos. Si no hay competoitividad no hay beneficios y si no los hay, no habrá empleos. Las empresas tenderán a mantener sus niveles habituales.

Para mantener la borocracia estatal son estudiados los impuestos. Si la burocracia aumenta, los impuestos tienen que seguir el ritmo. La solución obvia es encontrar el punto de equilibrio entre la eficiencia estatal y la carga impositiva. En el Paraguay esa relación es to0talmente irregular. La borucracia es empleada para proporcionar empleo y entonces la eficiencia disminuye mientras que los impuetos aumentan.Cuando más empleados publicos haya, menos posibilidades habrá de disminuir la carga y las empresas privadas serán menos competitivas. Es en el Presupuesto General de Gastos que se comiena a diseñar una buena política de empleo.

El gobierno paraguayo ha mantenido los Presupuestos anteriores y, por supuesto, el empleo no ha aumentado sino que ha disminuído. No hay empresas nuevas ni trabajo para la demanda laboral de miles de jóvenes que buscan su primer trabajo. La patética lucha por conseguir empleos se reduce al oportunismo político y las vacantes para los activistas. El dinero recaudado se pierde en esta gente, que no trabaja, ni planifica; no hace nada.

Lo que el gobierno debertía hacer, si quiere establecer una buena política de empleo, es copiar las soluciones que funcionan y olvidar sus ideas preconcebidas. Y formular los cambios que se hagan necesarios, comenzando por el trazado de una nueva política impositiva, que proporcione margenes de beneficios estables a las empresas. Ahora que el pueblo, mediante sus representantes, ha dejado de lado su intento de aplicar un impuesto a la renta personal-IRP-, parece un buen momento para cambiar de cirterio.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario